jueves, 15 de noviembre de 2007

reconstrucción de un encuentro


Estoy en clase, (así o más aburrida), sentada y pensando en cómo perder el tiempo y me gustaría contar una historia con final feliz. Me gustaría recordar que hace tiempo la tristeza se paseaba voluntaria, caprichosamente por sus vidas, que un día de estos se vieron sin pensarlo, sabiendo que se conocían, que ya cada uno había reparado en el otro, que ya la vida los había entretenido varios años en un paralelismo juguetón, a ratos coincidente, una vez, otra, muchas casi en el mismo lugar. Pero ya lo digo, apenas hace una semana se hablaron, se presentaron, se reconocieron como los extraños que son, que ya van dejando de ser. Su primera reacción tal vez, imagino, habrá sido la sorpresa, el mundo que es un pañuelo; ¿no los vigila el destino? Ya están, ya comienzan a ser unos de los que se besan y pretenden sonreír cuando recuerdan su tristeza, su sola búsqueda.


Y no importa, ya no importa en que termine.

Todo.

Esto, lo que se les huele hoy cuando te les acercas un poquito o cuando los miras a los ojos o si de casualidad los topas en la calle y los ves sonriendo como invitándonos a la felicidad.

Eso es lo que vale, lo que brilla, con lo que se quedarán cuando todo acabe.


¿De alguna manera todo acaba no?

martes, 6 de noviembre de 2007

Aquí estoy, no me he ido...



Pues aquí estoy, no me he ido. He estado súper ocupada y bueno, ya sabrán los que me conocen todas las cosas que me han pasado. Para los que no, rápido les cuento que falté dos semanas a clases, debo admitir que la primera fue por gusto, pero en la segunda, como ya les había anticipado, me enfermé horrible, estuve tirada en la cama sin ganas de hacer nada, sin siquiera poder concentrarme en una lectura placentera. La consecuencia de todo esto ha sido mi estrés, la semana pasada y ahora esta, me la he vivido corriendo para ponerme al corriente, exámenes, trabajos, tareas atrasadas; y eso por un lado, también se me juntaron las presentaciones de la banda. Este “puente” que debí designar para descansar un poco y terminar de ponerme al corriente, lo dediqué a cantar. Como muchos saben, el querido Pool ya no está más en la banda. Ahora tenemos al Señoriíto Mauricio M. M. Que bien se ha aplicado y se ha estrenado en pleno zócalo de la ciudad de P. De los A. El punto es que estoy hecha una piltrafa, apenas si veo a mis amigos, no he dormido bien, ni he comido bien y hasta hoy he tenido tiempo de sentarme a escribir y comentar. Ahí les van unas fotitos:
Ahí estamos en el zócalo de P. de los A.
Él es el Srito. M.M.M. (nuevo guitarrista)

Resulta que gracias a estos múltiples eventos, de las pocas cosas que me han dado tiempo es de platicar mientras voy manejando y vieran que es bastante relajante (aunque me distraigo más de lo que debo). Una de las cosas que llegué a platicar es lo que me ocupa en el post de hoy.

¿Por qué alas personas les cuesta tanto trabajo comunicarse? Tal vez no se han percatado de esto, pero todas las lenguas del mundo son capaces de transmitir todo lo que queramos expresar, no tienen barreras. Con un número limitado de letras, podemos crear un número ilimitado de mensajes.
Y es que un cuate y yo comenzamos a platicar acerca de los anónimos. Sí, es cierto. Al escribir en Internet ya estamos sujetos a cualquier critica. Es muy difícil aceptarlas, es muy difícil . Lo fácil es criticar y poner cualquier grosería con tal de joder y escudándose en un anónimo. ¿Qué tan difícil es decir –hola soy fulanito, no me gusta como escribes- o –hola soy fulanita vete a la #¿”$5& te detesto-. Mi cuate y yo concluimos que a pesar de lo hirientes o chingativos que pueden llegar a ser los comentarios de las personas, siempre apreciaremos más la sinceridad a la hipocresía. A ti, anónimo chinga quedito te digo que existen las criticas constructivas, las elegantes, las inteligentes. Al final de cuentas si no te gusta lo que escribo no lo leas y ya, hay un sin fin de blogs en este mundo como para que pierdas tu tiempo leyendo y comentando uno que te pone de malas o no te gusta.


PS. El tipo de anónimos chinga quedito está en todos lados, no sólo en internet, qué poco interesante (o aburrida?) ha de ser su vida, que les da tiempo hasta para gastarlo en cosas que detestan.



PS. Ya estoy bien!