martes, 22 de enero de 2008

Verdades


Hay cosas que prefiero imaginar. Hay verdades que no soporto.
Hoy entré huyendo a mi cabeza. Ellos hablaban, hablaban y decían lo terrible, lo cierto, lo que yo desde hace tiempo sospechaba, lo sin remedio. Pero no, eso no era lo que yo quería escuchar y ellos lo sabían, que a mí sólo se me dice lo que me gusta, que yo no puedo ser sorprendida de repente por rotundas palabras devorasueños. Al final terminé escuchando, ninguna canción pudo invadirme la cabeza esta vez, ninguna sonrisa imaginada, y en el silencio intentaba tararear mientras que de aquellas bocas los hilos de voz entrecortados y los sollozos se abrían paso para provocar en mí la reacción que cualquiera tendría. No, yo no soy cualquiera, no. A mí, poco me importa saber que las familias o la vida se desmoronan por un mal paso, que la sociedad o el silencio. No tenían por qué decirme que todo era una farsa, que la habían descubierto. Yo no quería sentir al dolor, a ese carroñero royendo mi adentro, desgarrando, destruyéndolo todo. Apagué la luz y me quedé dormida.
El olvido tendría que venir con el tiempo.
Sí, ya todo estaba arreglado. A la mañana siguiente procuré levantarme temprano y me ofrecí para preparar el desayuno, así las cosas nadie tenía ganas de nada. Ninguno lo notó y para la tarde todo habrá terminado. Ésta sustancia es incolora, insípida, ya todos parecen dormidos.
Cuando los de afuera se enteren y comiencen a llegar al velorio seguro querrán abrazarme, sí, todos me consolarán y tal vez mis tíos, mis padrinos, no lo sé, qué familia será mas bonita? Y es que hay cosas que prefiero imaginar. Hay verdades que no soporto.

jueves, 10 de enero de 2008

Instante



Era un hombre no mayor a los cincuenta años, o al menos el tiempo había marcado su seño para esa apariencia, vestía un traje negro, camisa blanca, corbata, zapatos, calcetines y bombin inglés, todo negro. Además su mirada era un tanto vaga, como alguien a quien la vida ha dejado de sorprenderle.
Si abriéramos la toma sólo veríamos a un grupo infinito de individuos igualmente ataviados transitando por la calle, siempre sobre la banqueta derecha de ésta, todos hacia la misma dirección. Los que regresaban, lo hacían usando, en forma religiosa la acera de enfrente. Los carros, igualmente, sobria y eternamente negros estaban ocupados por el mismo tipo de sujetos que no se atrevía nunca a desviar la mirada, siempre vaga y fija, no se sabe en dónde. Por demás estaría mencionar que la ciudad, como otras que conocemos, parecía absorber veloz e indiferente la vida de todos esos inmutables individuos quienes sin casi percibirlo se habían acostumbrado ya al smog mezclado con los hedores que se evaporaban gracias a ese sol implacable de la mañana.
Un suspiro impensado sobresaltó a nuestro hombre haciéndolo detenerse. Alguno, seguramente aquél desafortunado que caminaba, como usualmente lo hacía, un paso detrás de él, chocó contra su espalda, estupefacto ante un hecho que escapaba de su comprensión. Algo había roto la normalidad y ahora todos, sin entender lo que estaba ocurriendo, volteaban a ver a ese, al dueño del suspiro, al causante de aquél percance jamás imaginado.
Por la mente de nuestro individuo, había pasado su imagen. Sí, era él caminando sobre la misma calle, rodeado por la misma gente y deteniéndose sorprendido por aquél suspiro que lo hacía recordar el momento en el que se detenía gracias a un suspiro que le recordaba la vez en la que un suspiro lo detenía y así sucesivamente en una especie de recuerdo infinito que al mismo tiempo no lo dejaba recordar el por qué del suspiro.
Alrededor, todo lo demás también se había detenido, y el tiempo se había detenido abriéndole paso a un aparato gigantesco que se aproximaba calculadoramente a nuestro sujeto, retirándolo de forma impecable para insertar a otro individuo de negro a su imagen y semejanza, ya dispuesto desde antes para ocupar su lugar.

sábado, 5 de enero de 2008

Carta a Melchor, Gaspar y Baltazar


Queridos, deseados, ilustrísimos reyes magos:

Éste año me he portado muy bien, bueno, más o menos bien. De acuerdo, de acuerdo, a ustedes que son taaan buenos y todo lo saben, no puedo mentirles así que pongo a su consideración la pequeña lista que publico aquí debajo:

Un hombre (o los que quieran) pero un hombre de verdad, no como el tonto príncipe azul.
Imaginación para seguir con estas letras y con la música
Riñones para seguir con el vino
Humor para seguir con mi vida
Y sueños divertidos que se hagan realidad.

PS 1.- Acuérdense también de mis lindos amigos que a pesar de haberse portado peor que yo, la mayoría, pueden llegar a ser buenas personas… de verdad… lo digo en serio…
PS 2.- Ah, y una lanita no caería mal, digo, para hacer caridad con los demás jijijjji
PS 3.- Y un collar antipulgas para perrito Tobía, y una punta para mi pluma fuente, y pintura nueva para mi carro, y un stereo y un ipod y una lap y …y…

jueves, 3 de enero de 2008

Huele a nuevo



Señoras y señores, niñas y niños, lectores ocasionales, perdidos, anónimos y etcéteras agregados:


Ya está aquí, ya tiene nombre, ya puedo sentirlo. Es el 2008 y sepa pepa qué tantas sorpresas nos traiga el destino!
Eso de andar esperando a que pasen las cosas no es lo mío así que a celebrar, a vivir, a soñar y a seguir cantando y escribiendo que esto no se acaba pero nos va matando cada día. Estará de sobra desearles lo mejor, yo que más quisiera pero no los conozco a todos y a los que si pues ya saben de antemano que estaremos juntos y felices como siempre, que nos faltan muchos tragos y hartas pachangas. ¿Mis propósitos? Uff, tengo un montón y no malgastaré tantas líneas en enumerarlos, así sirve para que nadie me reclame a fin de año. Felicidades a todos amen.


PS. Saluuuuuú