lunes, 7 de julio de 2014

Imagino, imaginaba...

Imagino tu mano grande, tus dedos que caben perfectos en medio de mis piernas. Imagino tu perfecta espalda, tus hombros, tus clavículas, tu flamante pecho incendiado y la hermosura de tus ojos penetrándome tanto como todo tú mismo. 


Hay una fuerza que ejerces sobre mí, no sé si para la locura.

martes, 4 de febrero de 2014

Soy una caracola.

Yo he visto el mar perderse en el perpetuo regocijo de las olas jamás cansadas.
He sentido el mar en la humedad salina de la arena que se guardó
impertinente entre mis piernas.
He vivido el mar en el rojo irritado de mis ojos.
He perdido el mar en el frío de mi cuidad pasiva.
He conocido el mar, pensaba.
No lo conocía.
El mar está revuelto dentro mío,
está húmedo dentro mío.
Sí, entre mis piernas, en mis ojos, lo encontré así:
abriendo la boca ante tu oleaje perfecto
de tritón de mis profundidades,
enhiesto todo dentro mío/ dentro tuyo.
Soy una caracola.
Mar mío/tuyo, revuélcame, rómpeme
pero
sé perpetuo.