domingo, 13 de diciembre de 2009

Fantasma II


Hoy volvieron, no sé qué tan lejos iban ya, pero hoy volvieron brillando tus ojos, tus manos por un segundo, tus labios, y en esta cabeza y en este momento no cabe ya nada más que los recuerdos profundos de los días en los que mirabas hacia mí con ese brillo, en los que me acariciabas y el deseo, en los que me besabas como si fueras a morirte y todo tú me decías, porque lo decías y la manera en que lo decías, que querías estar conmigo siempre, que me amabas, que nunca dejarías de hacerlo. Esta noche de domingo todo va oscureciendo conmigo, en un silencio avasallante me consumo ante la esperanza negada, ante éste rotundo mar que revienta en mi luz y se vuelve hacia adentro atormentado. Pero qué hago a etas horas, éste día en el que todo lo que duele me revuelca y no se marcha. Me arrastra hacía ti tu fantasma, lo siento jalando fuerte; cada día lo intento, te borro o te ignoro o te niego, pero en mi desesperación me voy cansando, hoy no puedo amar, me lo dices en sueños, y sin querer creerlo mi respiro se hace lento y siento que bajo hasta tu tumba.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Fantasma


Desde el fondo de tu ausencia, desde lejos, como si ya hubieras sido hace mucho tiempo y de repente algo. La imposibilidad del seguir, la fuga de motivos, lo lejos que queda todo, el frío. Hay un miedo que nace dentro cada vez que alguno llega de nuevo. Y todo parce tan nuevo, este sentir permanente en el pecho como una opresión, como una pesada mano que lo hiere todo pero que no lo enferma ni lo pudre, sólo esparce un delicado dolor. Esa mano es tuya, desde donde estás, lo que ignoro que haces, tiende su pesada mano y pesa tanto que no pienso, y me voy mientras alguien intenta recorrer el camino hacia mí, pero siempre quien llega apenas ve la sombra que no se toma ni se da. Y es que mis ilusiones siempre han tendido a la desdicha; mientras sepa que tu foto está guardada en mi buró, mientras use la chamarra que solía prestarte, mientras sepa dónde encontrarte y la memoria no deje ir las palabras últimas de tu boca o las primeras o la sensación de tus manos dibujándome en el vientre aquellas flores; mientras seguirás siendo mi fantasma.

jueves, 5 de noviembre de 2009


Los recuerdos se me van escapando. Eso es lo que te pasó, los recuerdos se fueron, sé que si recordaras todo tal cual fue no intentarías el olvido. Pero siempre cabe la duda, nuestra mente siempre va recordando nuevas cosas, como hoy que recuerdo las nubes blancas, tan blancas moviéndose con el viento y ese azul tan profundo detrás, una música, esa ya no la recuerdo, sólo me da la sensación de paz, ya no la recuerdo te das cuenta? Eso se ha ido, no sé cuantas veces se me escapan los recuerdos al día, no puedo recordarlo todo y luego me invento cosas que no han pasado pero que imagino y no sé si es porque quiero que así sean o porque intuyo que así son. La vida de repente me da oportunidades que no sospecho, me da cosas que no le pido, mucho de eso se va o se pierde a cada segundo en no sé donde a ¿donde se van todas las cosas que no llegan a ser recuerdo? A veces me desespera tanto darme cuenta de que quiero recordar algo y no puedo, de que quiero olvidar algo y no puedo. Tengo la sensación de que no logro hacer nada que sea genuinamente lo que quiero. No lo tolero, me pasan cosas que no controlo, que no deseo. Se que el olvido muchas veces es, a pesar de la inconsciencia, un deseo y así como eso tantas cosas se van o se quedan sin que uno se dé cuenta de que eso, precisamente eso era lo que quería. Ahora mismo no sé si quiero olvidarte o recordarte, lo seguro es que cada día algo de ti se me está llendo.

domingo, 25 de octubre de 2009

Pretextos


Hace tiempo que ando buscando un pretexto para respirar, a veces no soy suficiente. Desesperada, ansiosamente pasional. No es que sea fácil encontrar una razón para seguir pero siempre me ha dado por encontrar en las personas el pretexto a manera de adicción. Hoy se me ocurrió que tal vez si me dieras un beso, pero me lo diste, me besaste, me tiraste en la cama, sonreímos, jugamos, canté, volé o ¿volamos? Todos los colores salieron despacio mientras delineabas no sé qué en mis caderas, mientras despertabas para despertarme con los dedos más luminosos, más que cualquier amante. Me tomaste desde dentro del sueño, tus brazos jamás habían sido más dulces, tu manera más profunda, tu pasión. La luna hacía visibles los labios en un tono que nunca había imaginado. Y tanto tiempo ahora es tan poco. Una pequeña dosis, eso es, eso fue. El recuerdo me ha servido para saborear pero no sé cuánto dura tu efecto. Apenas puedo sentirlo, quiero más, quiero más, quiero un pretexto que sea suficiente.

martes, 6 de octubre de 2009

Mi abuela loca


Yo tuve una abuela loca. A veces se nos quedaba mirando como si nos reconociera, pero poco a poco prefirió olvidarse de nosotros y, así como olvidó cada uno de nuestros nombres, así también olvidó abrir los ojos, los oídos, la razón. Mi abuela loca murió en junio, (desde entonces escribí estas letras, sólo que hoy la recuerdo y siempre me ha parecido un buen pretexto escribir para recordar), creo que se le olvidó respirar, creo que se le olvidó cómo se le hacía para seguir viviendo. Lo hizo a propósito, prefirió dejarles memoria y vida a los esperanzados, ella ya no tenía nada que hacer aquí.

viernes, 18 de septiembre de 2009

tan absurdo desde entonces


Mis palabras son tantas que se apilan igual que piedras atoradas dentro, tan profundo en mi garganta, como pesadas rocas o incrustadas estacas, como profundos huecos carcomidos dentro pero llenos de este cuerpo absurdo, tan absurdo derrepente en los espasmos que me sirven de respiro ante el abismo

miércoles, 2 de septiembre de 2009

A propósito de Coral Bracho



Más bien podría ser que mañana me despertara sin recordartre, que esta noche en la que me he convertido, deje de llover, y encuentre en el vaho de la tierra un calor por lo menos suficiente, por lo menos perceptible aquí adentro, en mis venas.

jueves, 27 de agosto de 2009

La leyenda de los monstruos peludos y su cucharita


Le dije que lo importante de este mundo eran los monstruos peludos, por qué, dijo, le respondí que era obvio, que los monstruos peludos son los portadores pasivos de la felicidad, que sólo necesitan una cucharita así de chiquita para ir con ella derramando luminosa felicidad en las personas que, luego de esto, salen volando por las ventanas o por las puertas de las casas o por los quemacocos de los carros, por todos lados, muy lejos. La felicidad que regala un monstruo peludo con su cucharita es tan inmensamente poderosa que es imposible dejar de flotar o siquiera acariciar el suelo. Me dijo que no me creía, no quiso creerme y se fue. Hasta la fecha no he vuelto a saber de él. Yo a veces me desespero, es inevitable, pero sigo soñando sé que volaré un día iluminada.

lunes, 2 de febrero de 2009

Este lunes parece domingo...


Este lunes parece domingo. Otro día inhábil para que las familias salgan a caminar a las plazas o de día de campo a los parques más cercanos, un día como para salir de la mano a descubrir gustos compartidos.
Este lunes parece domingo. Y la felicidad se me desmorona desde la mañana. Bajo las escaleras con la sorpresa de una casa bacía. Elijo ver una película y resulta ser la hipérbaton de mi vida. Cuantos pasos tendré que dar sin que nadie los cuente? En una de esas escenas en donde se me viene encima un instante ya vivido, decido marcarle, quiero verlo, quiero acariciarlo desesperadamente. El arte siempre me trae algún efecto secundario. Colgamos. Mientras él hace lo posible por venir a contemplarme, el maldito mundo con sus trabajos y sus responsabilidades, el monstruo capitalista avasallando miles de momentos felices mientras se encarga de hacernos creer que trabajamos para vivir.
Sin saberlo trato de apresurar el tiempo que me resta para el encuentro, me baño, me arreglo, me siento dueña del agua que resbala de las puntas de mi cabello. A veces de nada sirve una ingenua intención. Suena el teléfono y atiendo su llamada. Es normal, tiene trabajo pendiente y no vendrá. Por un segundo toda la soledad, toda se embelesa y seduce el resto de mi tarde, por un minuto, por una hora, por el tiempo que falte para cerrar los ojos. No es algo que pueda soportar después de un revolver sentimientos frente al televisor. No, ya no puedo entretenerme con nada. El suicidio es la idea que ronda mi mente cada que siento tanto frío aquí adentro.
Suelo exagerar. Las lágrimas lo solucionan todo.