martes, 25 de septiembre de 2007

sólo te escribo para que sepas que ya no pienso en ti


Ya es tarde.


Piensas en ella a pesar de decir que no la quieres o que la has olvidado. Sabes de ella, aunque aparentes, aunque finjas la indiferencia abismal del silencio. Es casi de madrugada y estás ahí, acostado e imaginando tu próxima osadía.


Es extraño, tus sentimientos ahora se encuentran.
Ya es tarde, así lo decidieron.
Estás recordando la vez del último mensaje. Sólo escribió para decirte que te amaba a pesar de todo, que te amaba desafortunadamente. Trataste de evadirla, y nada, un nulo esfuerzo.
Sabes todo el daño que le has hecho, sabes que tus reacciones a su sonrisa no han sido más que desesperados intentos por hacerte creer que la has olvidado.
No puedes.
No la olvidarás nunca.
Ella tampoco.
Te duele tanto darte cuenta del error cometido, habías supuesto ya no ser nada en su vida, habías pensado que tu última artimaña para olvidarla le había echo más daño que a ti, y sí, ella lo dijo – adiós para siempre-. Ingenuo, no lo sabías, no lo sabes aún, no sabes que ella… no.
El olvido ha creado confusión… no es cierto, no ha llegado. Ella sigue ahí.
Hace un par de horas el alcohol te ha hecho mandarle un mensaje diciéndole: “sólo te escribo para que sepas que ya no pienso en ti”

jueves, 20 de septiembre de 2007

Boleros


Un bolero. Cuantos recuerdos me puede traer un bolero. Son simplemente inevitables. Todos hemos crecido escuchando boleros lo mismo que rancheras, son parte de lo clásico, y de una forma u otra están inmersos en nuestros recuerdos.
Ayer fue una doctora belga (de Bélgica, no piensen tanto) la que llegó a darnos una conferencia sobre boleros. ¿Cómo los conoció? ni ella lo sabe con certeza. El hecho es que me dio un buen pretexto para postear algo.
Cuantos sentimientos envuelven los boleros escuchados en la radio del abuelo, vistos desde las lágrimas de mi madre en la cocina o desde el asiento de un bochito taxista. Ya un hondo suspiro me recorre y con él, el placer tortuoso de los amores perdidos, el blanco y negro de las películas, tríos incansablemente trasnochadores, la voz de Toña la “negra”, libros, muchos libros. No sé cuantas cosas giran en torno a ellos, algunos de mis más tristes días, eso seguro.

Hoy me puse a escuchar un poco de boleros, qué tal es ese que dice:

Eres mi bien,
lo que me tiene extasiado
porque negar
que estoy de ti enamorado…


Queda perfecto, combina con todo no?

sábado, 15 de septiembre de 2007

viva méxico?


Sí, lo admito, yo también voy a salir esta noche y tal vez me peine de trencitas o me ponga una blusa bordada; también voy a comer hasta hartarme mole de panza, pozole, chanclas. Sí, voy a ir a parrandear con mis cuates hasta ver salir el sol. Todo eso voy a hacer hoy, como cualquiera. Parece que, al fin y al cabo, la costumbre nos gana a todos.
Lo triste del asunto es ver como nuestra identidad se reduce, para la mayoría, a un señor con bigotes falsos y sombrero vendiendo banderitas en la esquina. Lo triste es observar a toda la gente gritando por una libertad que nunca ha experimentado; por unos ídolos que no conoce, soportando a un sistema que nos ha cosificado por completo. ¿Qué tan libres podemos ser cuando nuestro presidente no es nuestro presidente, cuando nuestra vida se rige bajo las leyes dictadas por un puñado de indiferentes “representantes” comprados, vendidos, rematados, inconscientes del daño a las masas?

Sí. Es quince de septiembre y como cada año, los mexicanitos celebramos nuestra independencia!



PS. Tal vez la patria tenga que esperar de nuevo a que sus hijos no tengan nada que perder...

jueves, 13 de septiembre de 2007

Ausencia



Desde hace tiempo he estado pensando en la ausencia.

Qué es sino unos labios hablando al retrato de un muerto. El árbol estruendoso cayendo en mitad de la nada. La boca seca de un borracho solo y perdido en el bar al que he llegado. La sensación de espera en una habitación vacía mientras un joven mira al techo apenas movido por una leve línea de aire diluyendo el bochorno de la noche en su cabello. ¿Qué más puede ser si no son todas las imágenes trilladas del mundo, plasmadas en un papel, con la añoranza siempre de ser leídas por la persona correcta?

Pero la ausencia es necesaria, incluso puede ser placentera si vives con la esperanza, porque todos esperamos pacientes el placer infinito del encuentro. La ausencia es deseo. Todos, en algún momento, imaginamos que un día caminando por la calle, tan indiferentes y tan ausentes como cualquiera (porque la característica de la gente que camina por la calle es precisamente la ausencia), nos toparemos con alguien que alce la cara y nos vea con los ojos más transparentementeexpresivos y puros de tanta felicidad producida por el simple, el casual encuentro inesperado. ¿Qué tal si bajamos del camión o salimos de clase, de la oficina, del lugar más triste en el planeta, de nosotros mismos? ¿Qué tan dispuestos estamos a sonreír? ¿Qué tanto depende de las circunstancias?

No hay que responder, hay que estar alerta, hay que atrapar la mirada y sonreír. Al final de cuentas los instantes son lo único que realmente dura. Mi felicidad está basada en instantes que pasan todos los días y me recuerdan que estoy viva y que puedo si quiero exprimir las sonrisas que voy recolectando en el camino, beberlas, vestirme con ellas y salir a caminar para que alguien hoy o mañana sonría conmigo.
Ps. Citando al buen Beno ¿por qué la gente se empeña en creer que si alguien escribe, .siempre escribe a cerca de su vida? Es cierto, todo tiene que ver con algo que has vivido, pero no siempre lo vives en carne propia, la mayor parte de las veces eres un es´pectador más.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Mi juego predilecto



Ahí se iban perdiendo las ganas, entre todos, entre tantos que nunca nos dejaban solos. Ahí, en el silencio orgulloso, en el espacio suspendido se perdían mis ojos para no fingir una indeseada indiferencia. Mis piernas, a veces frías, se alejaban sin titubeo, deshaciendo el impulso, descuidando las formas habituales, tratando de mejorar…
Y te alejaste.

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-¿Quién pudiera pensar en estallar de repente a lo ojos del veneno?-

-Quiero que tus labios me pronuncien, que tus pasos me sigan compulsivos a todos lados hasta que tenga que decirte que hoy no, que mañana.-

-No mientas, no finjas, no me subestimes, ya sé que sabes, ya sé que me miras. ¿Verdad que me miras?-

-¿Qué quieres?-

-Estoy esperando que me digas lo que deseo escuchar. No quiero descubrirte con los ojos vacíos.
Quiero saber si me miras cuando cierras los ojos tirado en la cama antes de dormir. Cuéntame, dime algo, sorprende a mis oídos, grítales que eres tú el que llena mis pulmones, el que me hincha toda de vida; diles que sabes que me deshago y que lo sientes porque ya has caído en mi trampa, porque ya te has bebido mi saliva, porque estás envenenado.-

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Y sé que tal vez ni me piensas, pero me gusta disfrutar la circunstancia y estar conciente de la realidad. Me gustas porque sueño, encuentro en ti lo que imagino. ¿Eres como te imagino? Cierro los ojos y me entretengo buscando tu excusa perfecta, o lo que me dirías si de repente mañana descubrieras que si, soy yo y existo. No sé. La duda parece mi juego predilecto, la incertidumbre…

martes, 4 de septiembre de 2007

Disculpa


Querido Lector:

Ahora que la humanidad crea y descrea tantas cosas, lo efímero es lo único que de verdad permanece. Baste decir que mi triste computadora está ya más vieja que antes, a veces respira, a veces. Algo en ella me dice que ya no puede, que le resulta difícil seguir en pie de lucha. Pero ¿Qué hacer con tanta basura industrial? ¿Acaso existe un panteón de computadoras? ¿Será que estamos condenaos a un futuro lleno de deshechos in-desechables? El punto es que mi papá se rehúsa a deshacerse de ella y de su hermana mayor que es aún más sabia y anciana. Lo sé, son parte ya de la familia pero cada día resultan menos serviciales. A veces recurres con cariño a ellas porque guardan muchos recuerdos y hay otras en las que simplemente te gustaría aventarlas por la ventana o abandonarlas nomás de pura desesperación (no sé por qué recordé a mi abuela). Sé que no es pretexto pero esa desesperación de no poder trabajar con ellas es lo que ha detenido mis publicaciones. El blog simplemente ya no abría, no he podido ingresar a ninguno, ni siquiera a los de mis cuates para echarles una firmita. Creo que ya puedo publicar pero sigo sin poder ver lo que pasa. Sólo espero que esta ceguera no sea permanente.

Mis más sinceras disculpas.
San.