miércoles, 27 de junio de 2007

Nada, ningún sueño


Hay hombres que luchan, corren, gritan, vuelan, arrebatan lo que quieren y nada sino la desilusión o el desgaste los hace soltarlo.
Mi hombre es el caos.
Mi hombre es la maravilla en las manos, en los ojos.

Adentro mi hombre tiene algo que callado espera, sólo y, grita si me mira y puedo sentir como me mira, como late pero no puede.
Mi hombre no sabe qué hacer cuando es feliz. Teme destrozarse pero a cada acto se consume. Él ha hecho todo por alejarme, cuando más cerca hemos estado decide aterrizar, bajar, arrastrarme lo más que puede.

Hay hombres que alejan lo que quieren. Sé que lo nuestro ya no son las alas en el aire.

Hoy decidí mirarlo, hablé fuerte, hablé sin que quisiera escucharme, sin remedio; en sus ojos vi latente su desesperada voz que no pudo decirme lo necesario. Le duele.
Mi hombre es él, el humano.
Yo lo quiero. No lo entiendo. Ya no es mío.
Ya no puedo…

sábado, 23 de junio de 2007

PENSANDO A TRAVÉS DE MIS OJOS


Afortunada o desafortunadamente cuando abro los ojos asocio lo que veo con mi vida, lo hago mío, lo pienso, lo digiero.
Hoy he abierto los ojos y no estabas, no se me secaron; no fue necesario esconder las lágrimas porque hoy no salieron. Hoy distraje la mirada con la noticia de la semana, caminé, huí de ti sin querer, salí de mi casa, subí al auto para ponerme a pensar en las posibles vidas de los conductores quienes distraídos o furibundos no tenían más remedio que esperar al margen de un semáforo. No me hizo falta tu recuerdo.
Es asombroso el poder lento y diáfano del tiempo.
Pero más diáfano es el sonido, diáfanos se convierten los parpados si los cierro y rondando mis oídos se pronuncia tu nombre, un espacio de tiempo muy corto a través de muy cortos tiempos de espacio, qué catástrofe no poder clamar por el silencio, ya no tiene caso. El abismo, la caída libre, la desesperación de lo inevitable.
Tu recuerdo.
Ahora lo sé, no he podido abrir los ojos, la diafanidad se ha ido, he estado tratando de guardar silencio, de todas formas escucho mis pasos arrastrar el polvo trise del vacío. Tengo que esperar otra vez, otra vez tu recuerdo me ha dejado contigo. Mi esperanza es en el abandono, mi esperanza se refugia en mis ojos que se abren sin toparse con los tuyos.

viernes, 22 de junio de 2007

La casualidad más grande de mi vida



Cuando niña siempre quise cantar, ser famosa, tener fans, subir a un escenario. ¿Cuántos niños no sueñan con eso? Al fin y después de no sé cuantas canciones memorizadas, doña Maye decidió integrarme a un coro. Cantar, cantar, ya no hacía otra cosa, ya no podía pensar en otra cosa; resultado: bajas calificaciones y el fin de mi carrera como cantante famosa o bueno, eso pensé.
Toda la vida está llena de música. Toda la vida está llena de casualidades, de hecho podríamos decir que la vida está hecha de casualidades. Casualmente decidí estudiar letras y no diseño, casualmente mis intentos de ser cantante hasta entonces no habían tenido éxito, en mi primer cuatrimestre tuve como compañero al señor Bikini, también por casualidad. En fin, la música siempre fue una constante en mi vida y gracias a todas las casualidades, que algunos saben ya de memoria y otros tendrán que imaginar, hoy tengo una banda. Dioné, no es la más famosa del mundo, no tenemos un futuro excelente y prometedor pero casualmente a Pool, a los Ponchitos, al Bikini y a mí nos gusta juntarnos a componer y tocar y tocar todo lo que podemos cuando podemos. La libertad que representa la música y sobre todo un escenario es muy parecida a las alas abiertas. A mi me gusta volar, a ellos también.

Es sólo que el pasado día del “padre”, en mi familia decidimos darle alegría al abuelo, el abuelo sólo, el abuelo necio, EL ABUELO. Cómo todos los abuelos cree firmemente en su razón, hasta ahí podríamos pensar que es un abuelo como todos, pero no señores! Mi abuelo es “superman”, así suelen llamarle los que lo conocen, amables lectores imaginen por qué.
El punto es que superman no se queda callado y con tres botellas de Torres 5 vacías, pues menos. Mi abuelo habló, habló conmigo y rotundamente de su boca salieron las siguientes palabras: “mija no sirves para roquera, dedícate a otra cosa, por qué no cantas algo tropical, lo tuyo no es el rock, no es para ti. Si te digo esto es porque te quiero y como tu abuelo, quiero lo mejor para ti, pero de verdad mijita deja el rock”
¿Será que los borrachos y los niños dicen la verdad, será que mi abuelo no quiere ver a su antes dulce nieta, brincar y cantar en el escenario al ritmo de una música que no entiende? No lo sé, todas las casualidades de mi vida no siempre se corresponden. La mayoría me ha orillado a hacer y ser lo que soy, ya el tiempo se encargará de enfrentarme con la casualidad más grande de mi vida.
Por lo mientras chequen esta dirección en la que podrán encontrar un video de mi banda:

jueves, 7 de junio de 2007

El TOPO



Hace algunos instantes y por mera casualidad el séptimo arte vino a toparse conmigo. No me había topado con él de esta manera y resulta que hoy este titulo y la frase inicial de esta película del chileno Alejandro Jodorowsky me vino a dar de vueltas en la cabeza. No recuerdo literalmente dicha frase pero más o menos es esta: El topo pasa su vida cavando en busca del sol, cuando al fin lo encuentra queda ciego.

Después de escucharla tan cierta y tan aplicable a la vida del ser humano, no pude más que pensar en la idea. El hecho común de la inconformidad, el instante, la efímera felicidad. Pero si al fin y al cabo de eso se trata todo, ahí está la causa por la cual vale la pena mi vida.
Los que me conocen me darán la razón, algunos tienen derecho a sentirse aludidos.

Toda la vida me la he pasado buscando, qué? no me pregunten qué, tal vez la felicidad. Resulta muy sencillo mi caso como el de muchos otros. Qué pasa entonces, a veces tengo la sensación de que ya estoy ciega, de que ya no es posible volver a abrir los ojos y distinguir sin temor eso que tanto ando buscando. A veces lo sueño, intento pensar que aún no lo he encontrado. A veces intento conformarme y miro hacia atrás con la única certeza del placer del instante cuando creo haberlo(te) encontrado y sonrío. Pero luego me doy cuenta de que sí ya lo sé, estoy ciega y quiero ver.
Muy a propósito aquí les dejo otro poemita de don Oiverio Girondo:
PLEAMAR
Nada ansío de nada,
mientras dura el instante de eternidad que es todo,
cuando no quiero nada.

lunes, 4 de junio de 2007

Mi favorito

De oliverio Girondo
No se me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de sorportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.