viernes, 18 de abril de 2008

tacto


Me desnudo a veces frente al espejo, el calor se queda aún en la ropa tirada, y entro en la cama con los ojos cerrados. La caricia de la sabana acelera mi respiro, y giro, lento hacia un lado, hacia el otro o me deslizo bocabajo y volteo. Apenas descubro los pechos para sentir al aire, dulce aire, y sigo delicadamente el goce del tacto mismo, oportuno, preciso, que ya no es el mío, que pesa en mi cuerpo como la certeza de quien sabe que está soñando… puedo sentir la luz.