sábado, 23 de junio de 2007

PENSANDO A TRAVÉS DE MIS OJOS


Afortunada o desafortunadamente cuando abro los ojos asocio lo que veo con mi vida, lo hago mío, lo pienso, lo digiero.
Hoy he abierto los ojos y no estabas, no se me secaron; no fue necesario esconder las lágrimas porque hoy no salieron. Hoy distraje la mirada con la noticia de la semana, caminé, huí de ti sin querer, salí de mi casa, subí al auto para ponerme a pensar en las posibles vidas de los conductores quienes distraídos o furibundos no tenían más remedio que esperar al margen de un semáforo. No me hizo falta tu recuerdo.
Es asombroso el poder lento y diáfano del tiempo.
Pero más diáfano es el sonido, diáfanos se convierten los parpados si los cierro y rondando mis oídos se pronuncia tu nombre, un espacio de tiempo muy corto a través de muy cortos tiempos de espacio, qué catástrofe no poder clamar por el silencio, ya no tiene caso. El abismo, la caída libre, la desesperación de lo inevitable.
Tu recuerdo.
Ahora lo sé, no he podido abrir los ojos, la diafanidad se ha ido, he estado tratando de guardar silencio, de todas formas escucho mis pasos arrastrar el polvo trise del vacío. Tengo que esperar otra vez, otra vez tu recuerdo me ha dejado contigo. Mi esperanza es en el abandono, mi esperanza se refugia en mis ojos que se abren sin toparse con los tuyos.

1 comentario:

Leo Ávila dijo...

Tan cierto!
Querer evitar lo impostergable. Imposible, por completo imposible.