martes, 10 de julio de 2007

Adelita y el chapulín



El siguiente relato responde a la convocatoria del Beno, espero que les guste:
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Adelita estaba soñando.
- no, estaba despierta- no, soñando- no, despierta…
En fin, lo importante es que Adelita estaba ahí. Delgada y con el vestido rasgado de un lado, la calceta del pie derecho sin resorte y un chapulín entre las manos. ¿Cuál habría sido la causa de su mal vestir? Nunca lo sabremos. Tomaba al pequeño insecto con la brusquedad de los niños de su edad, de repente lo suspendía de una pata o lo guardaba en la bolsa. Adelita gozaba atrapando al chapulín o dejándolo ir.
¡Una pata! Demasiado brusca había sido la manera de volver a atrapar al chapulín, la pata de este yacía desprendida y aún con movimiento frente a los ojos de la pequeña.
Ya no podía hacer nada, la pata comenzaba a crecer desbordantemente, poco a poco incorporada, un salto, otro, otro. Adelita gritaba y corría.
El cansancio era sofocante y la solución parecía escapar de su comprensión.
Un olor fétido rozaba su olfato y le agobiaba las ideas.
Adelita despertó. ¿O se quedó dormida?

3 comentarios:

beno dijo...

Yo les ponía cuetes a las lagartijas hasta que me explotó uno en un dedo: castigo divino. Desde entonces los prendo a distancia y en gatos. Oh si.

Anónimo dijo...

Hay truchita, solo tu con tus locuras puedes escribir cosas tan raras, jajajaja
Pero en fin, aunq raro, está bueno tu cuento, no le veo lo d relato p niños, pero quisza sea xq ya estoy viejita, jajaja

Leo Ávila dijo...

:)
liked the story!
:)