lunes, 6 de agosto de 2007

Pausa

Lo dijo. No quería decidir en ese momento y nadie lograría obligarlo.
-Hoy se me chorrea el miedo desde las manos, hoy las contradicciones le ganaron a la aventura. He luchado durante mucho tiempo contra mis prejuicios, ya he logrado borrar los que estaban con lápiz, con tinta algunos. Hay cosas que traigo en la sangre y sí, como todos en algún momento he pensado en voltearme las venas. Parece que le ando huyendo a la felicidad. Parece que no quiero, pero ya me he dado de topes muchas veces, estoy en pausa. La estabilidad es algo que difícilmente se consigue, hoy siento mi equilibrio. Tengo miedo.-
Nunca es para siempre.

jueves, 2 de agosto de 2007

De vacaciones


Por fin me llegó la hora. Con todo y mi almohada de luna (no la suelto cuando viajo) cambié la linda carretera federal por arena, sol, playa y un tinaco vacío.
Llegamos a la playa y después de un largo viaje todos pegajosos y cansados nos peleábamos la regadera. No había agua. Resulta que en Acapulco el agua escasea. No sé mucho del tema pero según yo varios ríos desembocan por ahí y eso se refleja en la abundancia. No lo sé. La certeza que tengo es toda una semana bañándonos en los baños públicos de las playas, mi morral favorito oliendo a pescado, la no siempre relajante compañía de mi familia, joly’s y nieve de coco, mucha nieve de coco.
El viaje fue un poco pesado pero siempre me ha gustado ver el paisaje. A partir de Atlixco el borde de la carretera luce vegetación y flamboyanes. A mi me gustan los flamboyanes, así que le hice prometer a mi papá que me compraría uno de regreso.
Ya en Acapulco, el primer día fuimos a la playita en la noche, afortunadamente en la tarde había caído agua suficiente para que nos bañáramos, todo normal, tranquilo, al segundo día ya estábamos sufriendo porque nos dijeron que el agua caería hasta el miércoles y ¡era Lunes! Tratamos de ahorrar lo más que pudimos, nos bañamos en las regaderas públicas, que también sufrían la escasez, imaginen el resto. Lo malo estuvo al regreso pues mi Maye nos había cocinado unos deliciosos camarones al mojo de ajo pero se le ocurrió dejar el recipiente con lo que sobraba en la camioneta y a la hora de partir, todo se regó en mi morral. Ya se imaginaran el lindo aroma, todo se complicó con la escasez de agua, no lo pude lavar inmediatamente, ahí se quedó el pobre, guardado en una bolsa de plástico y rodeado de moscas, apestándose cada día más; el miércoles finalmente recibió ayuda de agua y jabón pero ya era demasiado tarde, el olor había penetrado lo suficiente. Seguiré tratando.
Al otro día ya saben, las vacaciones son aventuras, nunca faltan los niños llorando o las hermanas rescatadas por surfistas en el revolcadero.
Y es que en una de esas, las olas se pusieron bravas y a pesar de no estar muy desesperadas, mis hermanas fueron sorprendidas por lugareños que con tal de ganarse una lana le hacen de a salvavidas voluntarios; pero ojo, estos sujetos si salvan vidas y se les agradece, a pesar de eso también piden dinero a cambio; imagínense que llegaron cuatro de ellos con Elborrego y tres con Chostif, ¡cada uno quería cincuenta pesos! Al final todo se arregló con un par de chelas, unos refrescos y cincuenta pesos para todos.
Los demás días transcurrieron sin mayor percance, hasta que se nos acabó el veinte, hoy regresamos de la playa, pero no con las manos vacías, mi papá cumplió su promesa y en el vivero “los chapulines”, en Oaxtepec, estacionó la camioneta.

Qué lindo lugar, enorme lugar lleno de plantas y árboles que nunca había visto, bueno, la mayoría eran nuevos ante mis ojos, el que más me llamó la atención fue el majestuoso árbol del pan, no sé de donde viene pero sus frutos son inmensos y su sombra muy refrescante. Fuimos atendidos por un señor ya grande que tenía cara de árbol y, como ellos, estaba lleno de paz, también de tierra; nos dio un pequeño tour por su enorme vivero, nos regaló frutas exóticas y nos vendió un hermoso flamboyán que yace ya en mi jardín un poco chiveado por el nuevo clima pero esperando el pedazo de tierra que le será asignado.

domingo, 22 de julio de 2007

Aniversario DIONÉ


Para los que no lo sepan, mi cumple es al otro día así que es doble festejo. Los espero a todos y para los que no sepan llegar, denle click a: www.myspace.com/lacuica

martes, 17 de julio de 2007

Una história verdadera




Amables lectores:
El siguiente post va dedicado a Mari y a Lili, mis queridas a migas de la prepa. (Soy mujer, soy cursi) Desafortunadamente y por razones que desconozco este año recordé sus respectivos cumpleaños demasiado tarde, por eso y para revivir aquellos tiempos les dedico las siguientes líneas:


Hace ya tres años que me gradué de la prepa y aún sigo añorando los lunes de ceremonias y el uniforme que nunca pasaba de moda. Si que las extraño amigas mías. Y es que el ir a la misma escuela y con los mismos compañeros durante quince años no es cualquier cosa. A mi me gustaba ir a la escuela a ver a mis amigas, a contarles lo que me pasaba y reunirnos en las palapas o tiradas en el piso de la cafetería hablando de trivialidades, comiendo paletas de hielo de dos pesos o papas del “luchas”.Planeamos, como si fuera lo más importante en nuestras vidas, nuestra ceremonia de graduación. No será lo más importante, por supuesto, pero fue lo último que hicimos todas juntas.

Un día de tantos en los que nos reuniríamos para platicar en torno al gran evento, me prestaron la moto, por primera vez iba a llevar mi motoneta a la escuela. Quién lo hubiera imaginado!
Ese día salimos temprano de la escuela porque ya habían terminado las clases, íbamos tan sólo a los ensayos de la ceremonia de graduación. Mi amiga Pao acababa de pelear con su novio y para consolarla y presumir un poco, por qué no, la invité a dar un paseo en la moto. Apenas si nos alcanzó el gusto para salir de la escuela. Antes de llegar a la esquina nos estampamos contra un carro y ella salió volando. Todo pasó muy rápido, recuerdo que vi a un “loma bestia” cerrarme el paso al querer rebasarlo. Estábamos en el suelo con la motoneta deshecha y cara de no saber que hacer. Afortunadamente no íbamos tan rápido como para que nos pasara algo grave, las rodillas raspadas de mi amiga y unos cuantos raspones en mis brazos y piernas, nada que no se remediara con curitas y pomada. El caso es que no pasaron ni cinco minutos para que todas las ambulancias del mundo llegaran a asistirnos pues varios amigos alcanzaron a ver el accidente y se les ocurrió llamar hasta a los bomberos que con todo y pipa llegaron a asistirnos. Qué escándalo, en pleno boulevard cinco de mayo, el uniforme de la escuela y con todos nuestros cuates alrededor. Lo bueno fue que a Pao se le olvidó el novio. Lo malo: mi amiga tenía planeado usar un vestido corto, mis padres me dieron la regañiza de mi vida y me quede sin moto.

Al final de cuentas en ese momento vernos era lo más importante, reír era lo más importante.


PD. Pao sigue con su novio, ahora su esposo y van a tener gemelas en menos de dos semanas (felicidades).
PD.2 Feliz cumple Mari
PD. 3 Feliz cumple Lili
PD. Las quiero Qüijas

martes, 10 de julio de 2007

Adelita y el chapulín



El siguiente relato responde a la convocatoria del Beno, espero que les guste:
.

Adelita estaba soñando.
- no, estaba despierta- no, soñando- no, despierta…
En fin, lo importante es que Adelita estaba ahí. Delgada y con el vestido rasgado de un lado, la calceta del pie derecho sin resorte y un chapulín entre las manos. ¿Cuál habría sido la causa de su mal vestir? Nunca lo sabremos. Tomaba al pequeño insecto con la brusquedad de los niños de su edad, de repente lo suspendía de una pata o lo guardaba en la bolsa. Adelita gozaba atrapando al chapulín o dejándolo ir.
¡Una pata! Demasiado brusca había sido la manera de volver a atrapar al chapulín, la pata de este yacía desprendida y aún con movimiento frente a los ojos de la pequeña.
Ya no podía hacer nada, la pata comenzaba a crecer desbordantemente, poco a poco incorporada, un salto, otro, otro. Adelita gritaba y corría.
El cansancio era sofocante y la solución parecía escapar de su comprensión.
Un olor fétido rozaba su olfato y le agobiaba las ideas.
Adelita despertó. ¿O se quedó dormida?

jueves, 5 de julio de 2007

*No


Ayer lo vio.
Estaba sentado en una de las bancas del patio, vestido con la indiferencia que provocan una vieja playera y un pantalón de pans. En la mano izquierda un cigarro, en la derecha la sucia libreta de siempre, dejando asomar un poco de su personalidad. Ordinario. ¿Uno más? Pero él sonreía; por los ojos se le escapaba un hilo de luz, quizá de “esos momentos”.

A ella le pareció que un saludo cortante sería lo apropiado, sus ojos siempre tendrían un poco más. Supuso que él era feliz, que aquella indiferencia podría provocar reacción alguna.

La verdad: para él un fin de semana bastaba. Era feliz.

Ella sintió el no indiferente, discreto, pequeñito, asomándose desde la burla socarrona del silencio.
El no rotundo de la soledad.

Se alejó.

Se fue para siempre.

*
**


EL PURO NO
.

El no

el no inóvulo

el no nonato

el noo

el no poslodocosmos de impuros ceros noes que noan noan noan

y nooan

y plurimono noan al morbo amorfo noo

no démono

no deo

sin son sin sexo ni órbita

el yerto inóseo noo en unisolo amódulo sin poros ya

sin nódulo ni yo ni fosa ni hoyo

el macro no ni polvo

el no más nada todo

el puro no

sin no

.

Oliverio Girondo

miércoles, 27 de junio de 2007

Nada, ningún sueño


Hay hombres que luchan, corren, gritan, vuelan, arrebatan lo que quieren y nada sino la desilusión o el desgaste los hace soltarlo.
Mi hombre es el caos.
Mi hombre es la maravilla en las manos, en los ojos.

Adentro mi hombre tiene algo que callado espera, sólo y, grita si me mira y puedo sentir como me mira, como late pero no puede.
Mi hombre no sabe qué hacer cuando es feliz. Teme destrozarse pero a cada acto se consume. Él ha hecho todo por alejarme, cuando más cerca hemos estado decide aterrizar, bajar, arrastrarme lo más que puede.

Hay hombres que alejan lo que quieren. Sé que lo nuestro ya no son las alas en el aire.

Hoy decidí mirarlo, hablé fuerte, hablé sin que quisiera escucharme, sin remedio; en sus ojos vi latente su desesperada voz que no pudo decirme lo necesario. Le duele.
Mi hombre es él, el humano.
Yo lo quiero. No lo entiendo. Ya no es mío.
Ya no puedo…

sábado, 23 de junio de 2007

PENSANDO A TRAVÉS DE MIS OJOS


Afortunada o desafortunadamente cuando abro los ojos asocio lo que veo con mi vida, lo hago mío, lo pienso, lo digiero.
Hoy he abierto los ojos y no estabas, no se me secaron; no fue necesario esconder las lágrimas porque hoy no salieron. Hoy distraje la mirada con la noticia de la semana, caminé, huí de ti sin querer, salí de mi casa, subí al auto para ponerme a pensar en las posibles vidas de los conductores quienes distraídos o furibundos no tenían más remedio que esperar al margen de un semáforo. No me hizo falta tu recuerdo.
Es asombroso el poder lento y diáfano del tiempo.
Pero más diáfano es el sonido, diáfanos se convierten los parpados si los cierro y rondando mis oídos se pronuncia tu nombre, un espacio de tiempo muy corto a través de muy cortos tiempos de espacio, qué catástrofe no poder clamar por el silencio, ya no tiene caso. El abismo, la caída libre, la desesperación de lo inevitable.
Tu recuerdo.
Ahora lo sé, no he podido abrir los ojos, la diafanidad se ha ido, he estado tratando de guardar silencio, de todas formas escucho mis pasos arrastrar el polvo trise del vacío. Tengo que esperar otra vez, otra vez tu recuerdo me ha dejado contigo. Mi esperanza es en el abandono, mi esperanza se refugia en mis ojos que se abren sin toparse con los tuyos.

viernes, 22 de junio de 2007

La casualidad más grande de mi vida



Cuando niña siempre quise cantar, ser famosa, tener fans, subir a un escenario. ¿Cuántos niños no sueñan con eso? Al fin y después de no sé cuantas canciones memorizadas, doña Maye decidió integrarme a un coro. Cantar, cantar, ya no hacía otra cosa, ya no podía pensar en otra cosa; resultado: bajas calificaciones y el fin de mi carrera como cantante famosa o bueno, eso pensé.
Toda la vida está llena de música. Toda la vida está llena de casualidades, de hecho podríamos decir que la vida está hecha de casualidades. Casualmente decidí estudiar letras y no diseño, casualmente mis intentos de ser cantante hasta entonces no habían tenido éxito, en mi primer cuatrimestre tuve como compañero al señor Bikini, también por casualidad. En fin, la música siempre fue una constante en mi vida y gracias a todas las casualidades, que algunos saben ya de memoria y otros tendrán que imaginar, hoy tengo una banda. Dioné, no es la más famosa del mundo, no tenemos un futuro excelente y prometedor pero casualmente a Pool, a los Ponchitos, al Bikini y a mí nos gusta juntarnos a componer y tocar y tocar todo lo que podemos cuando podemos. La libertad que representa la música y sobre todo un escenario es muy parecida a las alas abiertas. A mi me gusta volar, a ellos también.

Es sólo que el pasado día del “padre”, en mi familia decidimos darle alegría al abuelo, el abuelo sólo, el abuelo necio, EL ABUELO. Cómo todos los abuelos cree firmemente en su razón, hasta ahí podríamos pensar que es un abuelo como todos, pero no señores! Mi abuelo es “superman”, así suelen llamarle los que lo conocen, amables lectores imaginen por qué.
El punto es que superman no se queda callado y con tres botellas de Torres 5 vacías, pues menos. Mi abuelo habló, habló conmigo y rotundamente de su boca salieron las siguientes palabras: “mija no sirves para roquera, dedícate a otra cosa, por qué no cantas algo tropical, lo tuyo no es el rock, no es para ti. Si te digo esto es porque te quiero y como tu abuelo, quiero lo mejor para ti, pero de verdad mijita deja el rock”
¿Será que los borrachos y los niños dicen la verdad, será que mi abuelo no quiere ver a su antes dulce nieta, brincar y cantar en el escenario al ritmo de una música que no entiende? No lo sé, todas las casualidades de mi vida no siempre se corresponden. La mayoría me ha orillado a hacer y ser lo que soy, ya el tiempo se encargará de enfrentarme con la casualidad más grande de mi vida.
Por lo mientras chequen esta dirección en la que podrán encontrar un video de mi banda:

jueves, 7 de junio de 2007

El TOPO



Hace algunos instantes y por mera casualidad el séptimo arte vino a toparse conmigo. No me había topado con él de esta manera y resulta que hoy este titulo y la frase inicial de esta película del chileno Alejandro Jodorowsky me vino a dar de vueltas en la cabeza. No recuerdo literalmente dicha frase pero más o menos es esta: El topo pasa su vida cavando en busca del sol, cuando al fin lo encuentra queda ciego.

Después de escucharla tan cierta y tan aplicable a la vida del ser humano, no pude más que pensar en la idea. El hecho común de la inconformidad, el instante, la efímera felicidad. Pero si al fin y al cabo de eso se trata todo, ahí está la causa por la cual vale la pena mi vida.
Los que me conocen me darán la razón, algunos tienen derecho a sentirse aludidos.

Toda la vida me la he pasado buscando, qué? no me pregunten qué, tal vez la felicidad. Resulta muy sencillo mi caso como el de muchos otros. Qué pasa entonces, a veces tengo la sensación de que ya estoy ciega, de que ya no es posible volver a abrir los ojos y distinguir sin temor eso que tanto ando buscando. A veces lo sueño, intento pensar que aún no lo he encontrado. A veces intento conformarme y miro hacia atrás con la única certeza del placer del instante cuando creo haberlo(te) encontrado y sonrío. Pero luego me doy cuenta de que sí ya lo sé, estoy ciega y quiero ver.
Muy a propósito aquí les dejo otro poemita de don Oiverio Girondo:
PLEAMAR
Nada ansío de nada,
mientras dura el instante de eternidad que es todo,
cuando no quiero nada.

lunes, 4 de junio de 2007

Mi favorito

De oliverio Girondo
No se me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de sorportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.

jueves, 31 de mayo de 2007

Volar


No soy yo quien escribe estas palabras huerfanas

Hoy la vida se me vino encima al amanecer, ya no podía salir de mis lagrimitas y menos de mis sabanas tramposas a las que les da por abrazarme cada vez que me siento así de “piltrafita”. Pero ya saben, uno hace lo que se le pega la gana y yo no podía dejarme ahí tirada viendo como el sol encendía las vidas de todos sin conseguir quitarme el frío. Con todo y mi moquito tendido me salí huyendo de las terribles guerras que hacían estallar como bombas a mis ojos. La primera mitad del día no fue fácil, no pude huir como lo había previsto y decidí mejor salir volando. Por eso les pongo estas dulces palabras que no son las mías pero que sirven para volar.
De Oliverio Girondo:

VUELO SIN ORILLAS

Abandoné las sombras,
las espesas paredes,
los ruidos familiares,
la amistad de los libros,
el tabaco, las plumas,
los secos cielorrasos;
para salir volando,
desesperadamente.

Abajo: en la penumbra,
las amargas cornisas,
las calles desoladas,
los faroles sonámbulos,
las muertas chimeneas
los rumores cansados,
desesperadamente.

Ya todo era silencio,
simuladas catástrofes,
grandes charcos de sombra,
aguaceros, relámpagos,
vagabundos islotes
de inestables riberas;
pero seguí volando,
desesperadamente.

Un resplandor desnudo,
una luz calcinante
se interpuso en mi ruta,
me fascinó de muerte,
pero logré evadirme
de su letal influjo,
para seguir volando,
desesperadamente.
Todavía el destino
de mundos fenecidos,
desorientó mi vuelo
-de sideral constancia-
con sus vanas parábolas
y sus aureolas falsas;
pero seguí volando,
desesperadamente.

Me oprimía lo flúido,
la limpidez maciza,
el vacío escarchado,
la inaudible distancia,
la oquedad insonora,
el reposo asfixiante;
pero seguía volando,
desesperadamente.

Ya no existía nada,
la nada estaba ausente;
ni oscuridad, ni lumbre,
-ni unas manos celestes-
ni vida, ni destino,
ni misterio, ni muerte;
pero seguía volando,
desesperadamente.

miércoles, 30 de mayo de 2007

Primero

Me encuentro sí, como muchos, frente a un monitor. Me encuentro frente a un monitor y pareciera no tener un propósito más grande que el de “perder el tiempo”. Para qué perder el tiempo, por qué no vivirlo, por qué no tomar parte y hacer lo que quiera con mí tiempo si al fin y al cabo es de las cosas que pasajeramente son mías y de nadie más. Y tecleo rápidamente y me desdoblo o me cuento a mí. Por un lado a mí para que no se me olvide lo que hago, lo que ya hice; para dentro de veinte años poder volver sobre estas líneas y recordar con los detalles que haya querido, los momentos que no quiero confiar tan sólo a mi buena memoria.

Por otro lado escribo porque de qué otro modo podría hacerme escuchar o leer y, aunque tal vez sea cierto que todo lo que decimos son mentiras y lo demás es silencio, escribo para que algún perdido trasnochador, madrugador o entusiasta navegante encuentre en mis letras ganas de hacer las propias o ganas de leer las de los demás (he de confesar que las palabras leídas a uno de mis mejores amigos me han puesto el pié para venir a caer en estos bajos mundos) y cuente sus mentiras como verdades o sus verdades como mentiras, pues al fin y al cabo todo viene a ser lo mismo si nos ponemos a pensar en la inefable comprobación de todas estas líneas escritas.

Finalmente escribo por la libertad tan bien representada en este interesante pasatiempo. La libertad de decirte que me mata la indiferencia ejercida por mi persona sobre tu boca, por las ganas que traigo de darme un balazo y echarte la culpa y decirte que eres tú, si, como lo mires o como lo leas mejor, tú el que provoca todo lo que escribo, y tú, el otro, el de junto, o tal vez el que vive a cuarenta kilómetros de mi casa, el que suscitará mis líneas más adelante, pero siempre “tú” el anónimo.